Con el paso del tiempo, se pierde volumen en los depósitos grasos del rostro, ocasionando una mayor flacidez, pérdida del volumen y sensación de menor vitalidad.
El tejido celular subcutáneo de la cara está formado por varios compartimentos rellenos de grasa. Por lo que para que un rostro se vea joven y saludable, estos compartimentos deben mantenerse en su lugar y con el relleno adecuado.
Una cara con los compartimentos grasos en su lugar y el volumen adecuado es un rostro joven.
Para contrarrestar los efectos del paso del tiempo, surge un nuevo concepto de rejuvenecimiento. Se trata de la lipoescultura facial, que utiliza la grasa corporal del propio paciente como relleno para darle así un aspecto más joven, empleándose para relleno de surcos, arrugas o zonas carentes de tejido.
La lipoescultura facial ayudará a los pacientes que han perdido volumen en el rostro, ya que este procedimiento aporta el volumen perdido y armoniza el rostro del paciente.
La grasa del propio paciente actúa como un injerto y, una vez asentado en su nueva posición, perdurará en el tiempo.
Puede ser, por tanto, una buena opción para relleno definitivo en determinadas áreas faciales.
LA INTERVENCIÓN
La cirugía consta de tres fases: En un primer momento se realiza una liposucción para la obtención de la grasa. Posteriormente se procesa la grasa obtenida con el objetivo de purificarla y finalmente se infiltra en la zonas a tratar.
Las incisiones, tanto de la liposucción como a nivel facial, son mínimas y pasan desapercibidas.
RECUPERACIÓN / POST OPERATORIO