Toxina botulínica y ácido hialurónico: Diferencias | Dres Miranda García
 

Diferencias entre la toxina botulínica y el ácido hialurónico

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Diferencias entre la toxina botulínica y el ácido hialurónico

Si estás considerando aplicarte un tratamiento de Medicina Estética con resultados naturales y paulatinos, puedes elegir entre la toxina botulínica y el ácido hialurónico. Ambos tratamientos son los más demandados para conseguir una piel más tersa y rejuvenecida. Sin embargo, es fácil confundirlos y no saber diferenciar exactamente cuáles son sus efectos en la piel.

Comenzamos explicándote la definición de cada uno.

La toxina botulínica

Conocida también como bótox, la toxina botulínica es un componente que se extrae a partir de una sustancia producida por la bacteria Clostridium botulinum. Esta proteína, en pequeñas dosis, actúa para relajar los impulsos nerviosos y paralizar durante un tiempo los músculos del rostro. De esta forma, las contracciones faciales que causan las arrugas disminuyen.

El ácido hialurónico

La sustancia del ácido hialurónico es un polisacárido que se encuentra de forma natural en la piel, las mucosas y otros órganos. Se encarga de mantener la piel hidratada, con volumen y tersura. Sin embargo, esta sustancia va perdiendo su concentración con el paso del tiempo y es por eso que puede inyectarse para restablecer el aspecto joven de la piel.

¿Cuál es la diferencia?

Como hemos comprobado, ambos materiales tienen una composición muy distinta.

La diferencia fundamental entre el ácido hialurónico y la toxina botulínica radica en que el primero se utiliza para otorgar a la piel el volumen e hidratación perdidos; mientras que la toxina botulínica actúa paralizando la musculatura, lo que ayuda a tratar y prevenir la aparición de arrugas. 

Por tanto, el ácido hialurónico rellena la arruga y la toxina botulínica la evita. 

¿Qué tratamiento es mejor, el ácido hialurónico o la toxina botulínica?

Si lo que queremos es eliminar las arrugas más profundas, el ácido hialurónico es la mejor opción. Sin embargo, la respuesta varía en función de lo que queramos conseguir, ya que algunas arrugas gestuales pueden resultar imperceptibles con un tratamiento de toxina botulínica.

Cuando lo que se busca es rejuvenecer el rostro, quizá te sorprenderá saber que es posible combinar ambas opciones, aplicando cada una en distintas zonas del rostro para conseguir mejores resultados y durante más tiempo. Es habitual que la toxina botulínica se emplee sobre todo en el tercio superior de la cara, ya que es la zona de alrededor de los ojos donde se producen más arrugas, mientras que el ácido hialurónico se utiliza con mayor frecuencia en el tercio inferior. No obstante, veremos que no siempre es así y su correcta combinación es personalizada.

 El ácido hialurónico puede emplearse para hacer más atractiva la mirada, en la glabela (en combinación con la toxina botulínica), para combatir el surco nasogeniano, para la corrección de ojeras, para el aumento de labios o elevar los pómulos, entre otras aplicaciones. 

Por su parte, la toxina botulínica se aplica para suavizar la expresión y difuminar notoriamente las arrugas de expresión que se marcan en la frente, las patas de gallo, el entrecejo o zona glabelar.

En Dres. Miranda García analizaremos tus características físicas y te asesoraremos en el mejor tratamiento de Medicina Estética para que consigas tus objetivos.